LA IMPORTANCIA DE LA
HISTORIA EN LOS PROGRAMAS ACADÉMICOS DE LAS FUERZAS ARMADAS
John Rodríguez Asti
“La gran mayoría de
los grandes comandantes han sido, casi sin excepción, ávidos lectores de la
historia. Debido a que las oportunidades para adquirir experiencia directa en
el combate son pocas para cualquier comandante, las únicas fuentes de tales
conocimientos y la comprensión son indirectos, y la historia militar es la más
importante fuente de esa experiencia.”[1]
La historia
y su finalidad
Si revisamos el diccionario de la Real Academia Española de
la lengua, apreciaremos que una de las definiciones de historia, nos indica que
“es el conjunto de los sucesos o hechos
políticos, sociales, económicos, culturales, etc., de un pueblo o de una nación”
y consideramos que esta es, quizás, la definición mayormente generalizada. De
allí tenemos que la percepción acerca de la finalidad de esta disciplina, sea
aquella que la relaciona con el recuento
narrativo de los acontecimientos del pasado, lo cual, ciertamente, es una parte
de lo que hace la historia, pero que no es su fin en sí mismo.
Tomando como referencia la definición presentada, la
disciplina histórica, basa su estudio, precisamente en sucesos o hechos
referidos a un pueblo o una nación. Sin embargo, su objeto de estudio, no sólo
se ha centrado a las entidades sociales antes mencionadas, sino que a través
del tiempo se ha diversificado a todo el quehacer humano. Llevando hacia un
campo más teórico el concepto de historia, el historiador español Enrique
Moradiellos define a la historia como “una ciencia humana (o social) y permite
producir un tipo de conocimiento científico cuyo estatuto gnoseológico es
idéntico al de todas las ciencias humanas/sociales y parcialmente distinto al
de las ciencias naturales y formales”[2]. A esta definición,
podríamos agregar que la historia como ciencia identifica, observa, analiza y
busca entender las dos fuerzas que se dan al mismo tiempo -tanto en los hechos,
como en las instituciones y en las personas- que son los cambios y las
permanencias, que en conjunto constituyen lo que denominamos procesos
históricos. Y para dar cuenta de tales procesos, los historiadores emplean la
técnica narrativa, la cual gracias al uso de sus figuras y metáforas permite
observar aquello que por definición es prácticamente imposible de ser
observado: el pasado.
Reconociendo la historia como ciencia, recurriendo una vez
más a Moradiellos, “la concepción del pasado que ofrece la investigación
histórico-científica es de naturaleza radicalmente diferente y contrapuesta:
pretende ser verdadera y no ficticia ni arbitraría ni caprichosa; verificable
materialmente y no incomprobable; causalista e inmanente al propio campo de las
acciones humanas y no fruto del azar o de fuerzas inefables e insondables;
racionalista y no ajena a toda lógica; crítica y no dogmática. En definitiva,
sí bien la Historia científica no puede “predecir” fenómenos ni proporcionar
ejemplos de conducta infalibles, sí permite explicar los orígenes del presente
e iluminar las circunstancias de su gestación, funcionamiento y transformación”[3].
Considerando lo expresado, en cuanto a su finalidad o
utilidad, se puede afirmar que cualquier definición que se formule, estará
basada en dos aspectos principales: la historia como medio para comprender individuos
y las sociedades a las que pertenecen y, que su estudio servirá para explicar y
entender los procesos que han dado lugar a los cambios de la sociedad a través
del tiempo. Otro aspecto importante derivado del estudio de la historia, es que
contribuye a la construcción de la identidad que distingue a personas, pueblos
o entidades.
Sin embargo, se debe señalar que el concepto que se ha tenido
acerca de la historia, no ha sido siempre el mismo[4], puesto que su objeto de
estudio y el método empleado ha evolucionado y variado con el tiempo. En la
antigüedad, la historia se basó principalmente en la narración de acontecimientos
importantes, centrada en las hazañas de héroes en las que se incluían elementos
míticos o legendarios[5]. Luego, iniciada la Edad
Media con la caída del Imperio romano de Occidente, la historia elaborada en el
milenio siguiente, fue muy diferente a la de los autores de la antigüedad. Se
trata de una historia marcada por un providencialismo, en el que el curso de la
historia se desarrolla bajo una guía divina, en la que el hombre posee cierta
capacidad de acción en ella[6]. Avanzando en el tiempo,
en este periodo aparecerán nuevos géneros históricos, tales como los anales,
las crónicas y las historias, cuya metodología estará en función a las fuentes
empleadas por sus autores, ya sean experiencia directa, testimonios orales o
fuentes escritas. Posteriormente, las transformaciones socio-económicas y
políticas que se inician en el siglo XII, debidas principalmente al crecimiento
de las ciudades, la recuperación de la economía monetaria y mercantil, las
reformas monásticas, la fundación de las universidades, el fortalecimiento de
las monarquías y la consolidación de una nobleza cortesana y caballeresca,
conllevaron a que la historiografía medieval, sin dejar de ser cristiana,
experimentara un proceso desecularización notable[7]. Esto trajo consigo la
aparición de nuevos géneros históricos, la historia caballeresca (derivada de
la historia de las cruzadas), las grandes crónicas nacionales y la historia
urbana.
Hacia finales de la Edad Media, los acontecimientos que
marcan el inicio de la nueva época, tendrán una notable influencia también en
el quehacer histórico. En los siglos XV y XVI, se suceden una serie de
transformaciones en el plano social, político, económico y cultural,
contextualizados por la aparición del movimiento renacentista en Europa, la
caída del Imperio Romano de Oriente ante los turcos, el descubrimiento de
América. Las innovaciones tecnológicas que permitieron la realización de los
grandes descubrimientos geográficos, acompañado del humanismo surgido a partir
del Renacimiento, conllevó a una secularización lenta, pero progresiva del
conocimiento, dentro del cual, se hallaba una revalorización de práctica
historiográfica al estilo grecorromano[8].
Ya en la Edad Moderna, será la Ilustración, el movimiento
impulsor de la transformación de la historia, puesto que apelando a la “razón”,
aparecerá progresivamente una historia “científica”, en donde los relatos
históricos dejarán de lado todo aquello que no sea materialmente comprobable
(en contraposición con lo que se planteaba en el Medioevo). Esta será una época
en la que surgirán las grandes historias nacionales (coincidiendo con la
consolidación de los estados nacionales europeos y sus imperios coloniales) y
que en cuanto a la metodología, aparecerá una crítica rigurosa de las fuentes,
la casi desaparición de las explicaciones irracionales y la acotación espacial
y temporal.[9]
El proceso de cambio iniciado con la Ilustración, tendrá como
corolario la aparición de la historia como disciplina científica a principios
del siglo XIX en la Prusia post-napoleónica. Uno de los impulsores de ello fue
Teodoro Ranke, quien implantó una metodología científica para la investigación
histórica, basada eminentemente en el empleo de fuentes documentales
verificables, como base fundamental para la reconstrucción de acontecimientos históricos[10]. A partir de entonces, la histórica iniciará
su incorporación como asignatura en colegios e universidades europeas, como
disciplina de estudio académico.
Así tenemos que finalizando la segunda mitad del siglo XIX,
se enseña historia en las universidades más importantes de Europa y EE.UU.,
proceso que había sido precedido tiempo antes por la aparición de Archivos y bibliotecas
nacionales, todos ellos destinados a la preservación del patrimonio histórico
documental y la memoria histórica de las naciones. Paralelamente, surgirán
asociaciones de historiadores profesionales, cuyos trabajos serán divulgados en
revistas especializadas aparecidas para tal fin.
Dentro del contexto decimonónico post-napoleónico, surgirán
movimientos nacionalistas unificadores en Europa que configurarán un mapa
político radicalmente distinto hacia fines de siglo, a los que se sumará el
romanticismo, que en lo histórico, buscará rescatar hechos y figuras del pasado
que serán de gran utilidad en el ideario nacionalista .
Lo propio ocurrirá en América con la independencia de las
antiguas colonias españolas. Estos acontecimientos darán lugar a la aparición
de un renovado interés en la “construcción” de historias nacionales, en las que
la narrativa de los principales acontecimientos será el tema central (dentro de
los que lo militar a través de la guerra estará casi siempre presente), así
como el interés por destacar las virtudes de aquellos personajes, civiles o
militares, tuvieron un rol fundamental en la formación de los nuevos estados o
naciones.
Esa concepción de la historia, sufrirá transformaciones
radicales durante el siglo XX, como consecuencia de varios factores.
Principiando la nueva centuria, desde Europa y los EE.UU., surgirán voces que
cuestionarán el excesivo énfasis que en lo político y militar se hace de la
historia, buscando más bien vincularla con la economía o la sociología; posteriormente,
como consecuencia de la aparición del marxismo de influencia notable en la
expansión del movimiento obrero y socialista desde el último cuarto del siglo XIX
en Europa y el mundo occidental, el espectro de los estudios históricos se
expandiría hacia todos los ámbitos del quehacer humano. Pero quizás en el campo
en el que esta ideología ha tenido mayor influencia en la historiografía, es en
la aparición de dos ramas especializadas de la disciplina histórica, que son la
historia social y la historia económica.
Hecho este apretado recuento de la evolución de la historia
como disciplina, podemos afirmar que hoy en día, prácticamente no existe alguna
actividad que no haya sido materia de estudio por parte de historiadores. Y
dentro de las ramas en las que se ha enfocado esta disciplina, tenemos a la
historia militar. Pero debemos señalar que la historia militar, es quizás un
área tan antigua como los estudios históricos mismos.
La Historia
Militar
La historia militar, presente desde la antigüedad
en las obras de Herodoto y Polibio, es una rama de la historia que hasta el
siglo XIX, se dedicó tradicionalmente a estudiar de manera descriptiva la
guerra y sus personajes, habiendo evolucionado en su metodología de manera similar
a la disciplina de la que forma parte.
Su uso con fines didácticos para academias, escuelas
militares y estados mayores de los ejércitos, fue revalorizado comenzando el
siglo XIX, considerándosele como parte importante de las ciencias militares, de
manera similar a la táctica o la estrategia.
Coincidiendo con la evolución de los estudios históricos, de
una historia militar narrativa y biográfica (de los grandes líderes militares),
se ha transitado en el siglo XX hacia una historia analítica interesada en
conocer las causas y consecuencias de las guerras, la conducta de sus líderes y
subordinados, así como el análisis de
las batallas, la logística, la tecnología, la estrategia y la
táctica empleadas en ellas, considerando también, la transformación de todos
estos elementos con el tiempo.
La historia militar, ha desarrollado todo su aparato
analítico con el propósito de alcanzar dos objetivos principales, consistentes
en identificar los permanentes principios de la guerra, y obtener lecciones
aprendidas[11].
Este enfoque para el estudio de la historia militar, denominado por algunos
autores como “modelo prusiano”[12],
es el que ha denominado en las principales escuelas y academias militares en
Occidente.
Siendo un campo aplicado, la historia militar se estudia en
las academias y escuelas de guerra, debido a que el mando militar busca no
repetir los errores del pasado, y mejorar su desempeño actual.
Considerando que si no hay guerras en el presente, en las que
el soldado pueda ejercer su profesión, el estudio de las guerras pasadas
resulta una obligación[13], como lo es también el entrenamiento permanente.
Lo que siempre se debe tener en cuenta al recurrir a la
historia militar para el propósito antedicho, es que nunca una situación se
repetirá en el campo de batalla de la misma manera, puesto que el contexto de
toda guerra, ya sea político, social, o económico, no será jamás similar.
Una muestra
ilustrativa de lo útil que puede ser el análisis de guerras pasadas lo tenemos
con los estudios efectuados por las potencias beligerantes luego de la Primera
Guerra Mundial. Por ejemplo, los alemanes, grandes derrotados durante aquella
guerra, entre 1919 y 1939 fueron prácticamente los únicos que dedicaron un gran
esfuerzo en analizar todas las operaciones en el nivel táctico y operacional,
lo que les permitió considerar las lecciones, e incorporarlas a sus tácticas,
doctrina y estrategia en el siguiente
conflicto. El general Hans von Seeckt, considerado creador del
Reichswehr, conformó no menos de 57 comités diferentes en 1920 para estudiar
las lecciones de la última guerra. En el caso británico, solo conformaron una comisión recién en 1932, para examinar las
lecciones de la primera guerra mundial. Mientras que en el caso de Francia, el
análisis histórico de la última guerra se limitó a resaltar las acciones
militares exitosas que consideraban había efectuado su ejército[14].
El resultado
de estos estudios no se hicieron esperar: gracias a ello, los alemanes fueron
capaces de obtener una serie de devastadoras victorias en los primeros años de
la segunda guerra mundial. Debemos señalar sin embargo, que finalmente de nada
valieron esos estudios por parte de los alemanes, puesto que en el nivel
político estratégico, los que tomaban las decisiones eran Hitler y los
dirigentes políticos del partido nacionalsocialista, quienes no tomaron en
cuenta las lecciones aprendidas, y obnubilados por concepciones ideologizadas
direccionaron todo el esfuerzo anterior en perjuicio de la propia Alemania.
La nueva
historia militar
Como consecuencia de la influencia de las ciencias sociales
y de las diversas corrientes ideológicas que han transformado a la propia
ciencia histórica, en la segunda mitad del siglo XX ha surgido la denominada “nueva historia
militar”, o “new military history”
como es conocida en los países anglosajones. Esta corriente historiográfica
busca, a través de nuevas aproximaciones desde una perspectiva más amplia, a
pensar en la guerra no sólo como un hecho vinculado puramente a lo bélico y
militar, sino también como fenómeno político, social y económico, para lograr
una visión totalizadora.
Tal como lo expresara uno de los impulsores de esta nueva
corriente, el británico Michael Howard, “se debe buscar las raíces de la
victoria y de la derrota lejos del campo de batalla, en factores políticos,
sociales y económicos que descubren por qué están constituidos los ejércitos de
un cierto modo y por qué sus jefes los conducen como lo hacen”[15].
Bajo este novedoso enfoque, los temas de la nueva historia
militar se centran principalmente en la composición social de los ejércitos, el
reclutamiento, la motivación de sus integrantes, la presencia de la mujer o en
otros vinculados a la relación entre los combatientes y la sociedad a la que
pertenecen, así como las consecuencias de las guerras y conflictos en la
sociedad.
En adición
a lo expresado en los párrafos precedentes, en donde se halla quizás el
principal aporte de la nueva historia militar, es que intenta ofrecer algo que
ningún entrenamiento, ni una historia narrativa de una batalla puede hacer: el
brindar una comprensión conceptual del espacio de batalla y su multiplicidad de
actores, así como el conocimiento específico del caso de estudio acompañado de
una metodología general de análisis histórico que provea intelectualmente a los
oficiales de los elementos de juicio necesarios para evaluar innumerables
situaciones basadas en cuestiones derivadas de la historia.[16]
Esto, creemos adopta relevancia en el momento actual, en el que la mayor parte
de conflictos, a diferencia de épocas anteriores, se presentan con
características distintas a las formas conocidas de hacer la guerra, en la que
las amenazas a los Estados provienen ahora de organizaciones criminales y de
actores no estatales.
La enseñanza de la historia militar en los
programas de pre-grado
Habiendo
revisado de manera breve algunas definiciones conceptuales, planteamos dos
preguntas fundamentales: ¿Porqué enseñar historia en las escuelas militares
como parte del proceso de formación? y ¿Qué y cómo debemos enseñarla?
Los
estudios de pregrado militares comprenden los conocimientos técnicos
profesionales propios de cada arma, y son complementados con materias de la
ciencia política, el derecho, economía, sociología, psicología, química, física
y también la historia. El
futuro oficial, y quizás futuro combatiente,
debe comprender la relación de la profesión con estos y otros muchos campos. Por lo tanto, la educación militar profesional debe comenzar
con una amplia formación integral y multidisciplinaria, de manera equivalente y
concordante con la educación universitaria del país.
En cuanto a la historia en
general y la historia militar en particular, su enseñanza en los centros
educativos militares de pre-grado reviste de gran importancia, puesto que por
una parte se trata de crear, fomentar y motivar, a través del conocimiento del
devenir histórico institucional, de un sentido de pertenencia e identidad hacia
la propia institución; y por otra parte, contribuir, mediante el conocimiento y
el desarrollo de una capacidad crítica de los hechos del pasado, a preparar a
los oficiales y futuros comandantes con los elementos de juicio necesarios para
la correcta toma de decisiones en situaciones de crisis y de combate.
En ambos casos, una historia militar descriptiva, que
estudie los principales hechos de armas y conflictos, tanto nacionales como
extranjeros, así como mediante el estudio biográfico de militares destacados,
contribuirá a formar los fundamentos de liderazgo que todo militar requiere en
la etapa formativa. Ello se fundamenta en la necesidad que el futuro oficial, a
través de la historia y de sus procesos, conozca las fuentes y orígenes del
conflicto, que se constituye en un fenómeno inherente a sociedad humana.
Otro aspecto en la enseñanza de historia en la etapa
formativa, es el conocimiento de los principios de la táctica y el desarrollo
tecnológico vinculados al arma a la que pertenecen.
Todos estos estudios, deben ser complementados con
asignaturas de historia mundial y de historia regional. Bajo este concepto, el
dictado de asignaturas de historia mundial y de historias de otras naciones, se
constituye como parte integrante del plan curricular de estudios en academias
militares y navales en otros países.
Observemos lo
que sucede en nuestro continente. Por ejemplo, en West Point, de las 31
asignaturas obligatorias, 4 de ellas son de historia, una de historia de los EE.UU.,
una de historia mundial y dos de historia militar. Adicionalmente, en West
Point se ofrece la posibilidad de optar por 40 especialidades profesionales
diferentes, dentro de las que está considerada la de historia[17].
En el entorno regional, por ejemplo, en la Escuela Militar Libertador
Bernardo O’Higgins de Chile, la malla curricular considera el dictado de cuatro
asignaturas de historia: Historia de Chile, Historia Contemporánea, Historia del
Ejército e Historia Militar Universal. En la Escuela Naval Arturo Prat, se
dictan las asignaturas de Historia de la Cultura, Historia Naval Aplicada I y II,
así como Chile: Historia y Soberanía.
En el caso peruano, consideramos que se otorga gran
importancia al tema también, puesto que por ejemplo, en la Escuela Militar “Coronel
Francisco Bolognesi”, se dictan actualmente las asignaturas de Historia de Limites,
Historia Militar Universal I, II, III, y IV, así como Historia de la Civilización[18].
La Escuela Naval del Perú, sólo considera dos asignaturas de historia:
Historia marítima e Historia del Perú I. (ver cuadro 1)
Cuadro 1
Asignaturas de Historia que se dictan en
algunas escuelas militares o navales(*)
ACADEMIA MILITAR WEST POINT , EE.UU.
|
ESCUELA
MILITAR LIBERTADOR BERNARDO O'HIGGINS, CHILE
|
ESCUELA
MILITAR CORONEL FRANCISCO BOLOGNESI, PERÚ
|
ESCUELA
NAVAL DEL PERÚ
|
ESCUELA
NAVAL ARTURO PRAT, CHILE
|
HISTORIA EE.UU.
|
HISTORIA DE CHILE
|
HISTORIA DE LÍMITES
|
HISTORIA MARÍTIMA
|
HISTORIA DE LA CULTURA
|
HISTORIA MILITAR I
|
HISTORIA CONTEMPORÁNEA
|
HISTORIA MILITAR UNIVERSAL
I
|
HISTORIA DEL
PERÚ I
|
HISTORIA NAVAL APLICADA I
|
HISTORIA MILITAR II
|
HISTORIA DEL EJÉRCITO
|
HISTORIA MILITAR UNIVERSAL
II
|
HISTORIA NAVAL APLICADA II
|
|
HISTORIA REGIONAL
|
HISTORIA MILITAR UNIVERSAL
|
HISTORIA MILITAR UNIVERSAL
III
|
CHILE: HISTORIA Y SOBERANÍA
|
|
HISTORIA UNIVERSAL IV
|
||||
HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN
|
(*)Elaboración propia
La historia militar en los programas de
posgrado
Como parte
del proceso continuo educativo, en los programas de posgrado, categorizados
como estudios de perfeccionamiento en nuestras FF.AA., tenemos los programas
académicos de estado mayor y de alto mando.
Para el
caso de los programas de estado mayor, uno de sus objetivos principales, es el
de enseñar a los estudiantes a pensar de forma estratégica. Considerando
que la estrategia es la relación del propósito de la guerra, con sus objetivos, formas y medios, el propósito de
este programa es perfeccionar la capacidad del estudiante para evaluar cómo los
cursos alternativos de acción operacionales sirven mejor para alcanzar a su
vez, los objetivos estratégicos generales y nacionales.
Bajo esta
lógica, la historia, y la historia militar tienen un rol muy importante, puesto
que estos programas académicos se hallan estructurados bajo un enfoque
interdisciplinario relacionado con la estrategia, el mismo que vincula las
disciplinas de historia, economía, ciencias políticas y relaciones
internacionales, junto con los factores militares de la profesión de las armas,
como doctrina, armamento, entrenamiento, tecnología y logística.
El estudio
de cada caso comprende el análisis de las causas, procesos y consecuencias, es
decir todo el ciclo evolutivo del conflicto, integrando dinámicamente la
participación de los diferentes actores, los factores internos y los factores
externos del entorno cercano y lejano. Siguiendo estos lineamientos, tenemos por ejemplo dentro del
programa de la maestría en política marítima de la Escuela Superior de Guerra Naval,
la asignatura de Análisis Político Estratégico de los Conflictos en la Historia.
En esta asignatura, la
historia y de manera especial la historia militar, proporcionan, mediante el
análisis de casos , un medio para evaluar y discutir las formas en las que los
planificadores estratégicos y los líderes militares han alcanzado o no el éxito
al hacer uso de la fuerza para lograr los objetivos políticos y militares en
una guerra o conflicto. Estos casos abarcan diferentes tipos de conflictos y
estudian un variado tipo de operaciones militares y las estrategias adoptadas.
Lo que hace falta
Teniendo una idea general acerca del uso de la disciplina
histórica en los programas de formación (pregrado) y de perfeccionamiento
(posgrado) en las escuelas de nuestras FF.AA., hay un aspecto importante que no
debemos dejar de lado. Nos referimos al vacío que existe en el país en la
investigación en temas de historia militar, tanto descriptivos como analíticos.
Hoy más que nunca se hace necesario se investigue, y se
reescriba nuestra historia militar bajo una mirada más crítica y menos
discursiva, y creemos, que ello debe hacerse retornando a las propias fuentes.
Son muchos los temas de historia militar que han sido escritos en los últimos
años desde lugares comunes, empleando gran parte de ellos fuentes secundarias.
Los aportes, obviamente han sido escasos, salvo notables excepciones[19].
Esto no es algo que sea de exclusividad en nuestro país, si
no, echemos una mirada a lo que se escribe en los países vecinos. En este
sentido, creemos que aquí, la “nueva historia militar”, con los temas como los
expuestos en este evento académico, que muestran un renovado interés en el
asunto desde otra perspectiva, está llamada a liderar la nueva producción
historiográfica y a complementar la de la propia historia de la guerra y de la
historia militar analítica.
Esta apreciación se hace notoria al revisar la bibliografía
disponible para estudiar historia militar peruana. En buena parte de nuestros
programas académicos se aprecia una carencia de fuentes bibliográficas propias
de producción reciente y que hayan sido elaboradas bajo criterios metodológicos
vinculados a la historiografía actual.
Al respecto, debemos considerar la necesidad de profundizar
y renovar los estudios, bajo nuevas perspectivas analíticas e integrales de
nuestra historia militar. La coyuntura interna actual por la que atraviesa nuestro
país requiere un análisis multidisciplinario de los conflictos existentes, y en
ello, la historia militar y la nueva historia militar, están obligadas a
involucrarse en el tema, que permitan conocer mejor, por ejemplo, la lucha
contrasubversiva que afectó al Perú durante las décadas de los 80 y 90.Lo mismo
podemos decir de aquellos conflictos o guerras de nuestro pasado, que requieren
una renovación y revisión bajo las nuevas perspectivas historiográficas.
En este aspecto, debemos mencionar una excepción a lo que
comentamos. En el año 2011, la Comisión Permanente de Historia del Ejército del
Perú, ha publicado el libro En Honor a la
Verdad, que resulta ser hasta la fecha, el único trabajo que analiza el
papel efectuado por las fuerzas del orden, en este caso el Ejército del Perú,
en su participación en la lucha contra el terrorismo.
El estudio de la
guerra y de la historia militar: ¿un tema exclusivo para militares?
Estudiar la guerra, que de por sí es un fenómeno complejo y
multifacético, no debe limitarse a la búsqueda de la exaltación del patriotismo
y valentía con la que lucharon nuestros héroes, ello resulta adecuado para los
homenajes en las plazas públicas durante las efemérides. Más bien, como se ha
mencionado, necesitamos estudios analíticos y críticos para luego formular
lecciones aprendidas, todo ello con el propósito de que nuestros futuros
combatientes y sus jefes que pelearán en la próxima guerra, se hallen
debidamente preparados para que su desempeño en combate sea el más adecuado y
nos conduzcan hacia la victoria.
Adicionalmente, se debe considerar también la
necesidad de abordar los estudios de historia bajo las perspectivas que ofrece
la denominada “nueva historia militar”, teniendo en cuenta que la guerra,
objeto de estudio de la historia militar, no es un fenómeno bélico, sino que
como ya se ha explicado, involucra a todos los actores de la sociedad.
En este punto, consideramos necesario precisar también que
el estudio de la historia militar no sólo debe ser para quienes visten
uniforme, sino también para los hombres que participen en la gestión estatal. El
Perú necesita funcionarios especializados en la administración y la gestión de
recursos para la defensa, debidamente capacitados y perfeccionados en temas
vinculados al sector, con un criterio adecuado para tomar decisiones tanto en
paz como en situaciones de crisis. La defensa y seguridad nacional constituyen
asuntos sumamente delicados y de gran compromiso para el futuro del país y
requieren de gente debidamente preparada, tanto en la parte operacional como en
la de gestión, por lo que es un sector en el que de ninguna manera se debe
aceptar gente sin experiencia previa e improvisada.
En los últimos años, en los que nuestro país se ha visto
envuelto en una guerra interna por el criminal accionar subversivo, apreciamos
la ausencia de expertos en temas de seguridad y defensa, y al respecto una de
las principales razones para que ello ocurra, es la carencia de programas
académicos que brinden las competencias necesarias en la gestión del Estado en dichos
temas, labor que tradicionalmente ha estado restringida a las escuelas de
posgrado de las fuerzas armadas y en ellas, a los oficiales de alta graduación,
como parte de su perfeccionamiento profesional.
La excepción a ello, la ha constituido el Centro de Altos
Estudios Nacionales, pero su labor, se halla comprendida más en el ámbito
militar que en el civil. Y en lo que a historia militar refiere, en el país, no
existe ninguna entidad académica que se dedique a su estudio como parte de
algún programa. Por ejemplo, en países como el Reino Unido, Estados Unidos,
España, existen programas de pre-grado y posgrado orientados al estudio de la
guerra, de los conflictos, la historia militar o de la historia naval. Dichos
programas, son llevados a cabo, tanto
desde el propio Estado o desde universidades privadas.
Por ello, dentro del concepto que se propone respecto a
estudios especializados en defensa y seguridad, los temas de historia militar o
historia de la guerra llevados a la práctica en asignaturas diseñadas para tal propósito, constituirían un área fundamental en un posgrado de dicho tipo.
Conclusiones
Como hemos visto, la historia militar, desempeña un papel
importante dentro del proceso académico de formación y perfeccionamiento
militar.
Por otro lado, ya sea desde una aproximación analítica o
desde la que plantea la nueva historia militar, existen muchos temas pendientes
por desarrollar en provecho del conocimiento de nuestra historia militar como componente de nuestra historia
como nación.
La ausencia de estudios recientes, considerando que nuestro
país actualmente se halla involucrado en un conflicto interno, demanda nuevos
estudios analíticos que optimicen la preparación de los integrantes de nuestras
FF.AA. En este sentido, la nueva historia militar puede brindar nuevas y
mayores perspectivas coadyuvando a una mejor comprensión del mismo por parte de
militares, de nuestra sociedad y sus dirigentes políticos.
Por otro lado, se plantea la necesidad que existan centros
universitarios que ofrezcan programas de posgrado que consideren asignaturas de
historia militar como parte de sus planes curriculares, considerando la
necesidad de formar profesionales que adquieran las competencias necesarias
para la gestión en materia de seguridad y defensa del Estado. Por ello, creemos
que existe una gran tarea pendiente y un campo fértil para los que conforman la
comunidad de historiadores en el Perú.
[1]Vego, Milan. “Military History and
the Study of Operational Art”, En: Joint Forces Quarterly, issue 57, 2d
quarter 2010, pp.124-129.
[2]Moradiellos,
Enrique, Las caras de Clío: una
introducción a la historia, Siglo
XXI España editores, Madrid, 2001, p.8.
[3]
Ídem, p. 10.
[4]
Días Benítez, Juan José, “La evolución de la historia militar: de género
literario a disciplina científica”, En: Revista
de Historia Militar, núm. 105, 2009, p.79.
[5]
Ídem, p.83.
[6]Ibidem,
p.90.
[7]Moradiellos,
op.cit., p. 77.
[8]Ibidem,
p. 81.
[9]
Díaz, op.cit., p.110.
[10]
Las ideas de Ranke, darán lugar al denominado “historicismo”, que se fundamente
en que “los hechos y situaciones pasadas son únicos e irrepetibles y no pueden
comprenderse en virtud de categorías universales sino en virtud de sus
contextos propios y particulares”, en virtud de lo cual, se buscaba una
aproximación más fiel a lo que ocurrió en el pasado, eliminando totalmente
cualquier subjetividad propia del historiador.
[11]Ryan,
María del Pilar, Hall, John, “La enseñanza de la historia militar en la
Academia Militar de Estados Unidos”, En: La
Enseñanza de la Historia militar en las Fuerzas Armadas, Monografías del
Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, Madrid, 2007, p. 137.
[12]Ídem, p. 139.
[13]Howard, Michael, The Use and Abuse
of the Military History”, en The Army
Doctrine and training Bulletin, Vol.6,Nº2, Summer 2003,p. 18.
[14]Murray,
Williamson, “Thoughts on military
history and the profession of arms”, en: The
past as prologue, The importance of history to the military profession, Cambridge
University Press, 2006, p.79.
[15]
Howard, Michael, Las causas de las guerras
y otros ensayos, Madrid, Editorial Ejército, 1987, p. 274.
[16]Ryan,op.cit.
p. 144.
[17]Aquellos
cadetes que optan por graduarse como bachilleres en ciencias militares con una
mención en historia, aparte de los 4 cursos obligatorios (para todas las especialidades),
tienen para escoger tres sub-especializaciones: en Historia de los EE.UU., en
Historia Internacional o en Historia Militar. El área de historia de los EE.UU.
explora en profundidad el pasado de dicho país, que le permita al cadete
obtener una comprensión histórica del papel de su país en el contexto global.
El área de historia internacional, les permite desarrollar una comprensión de
los estados, los pueblos, las culturas y formas de vida en el mundo fuera de
los Estados Unidos. Finalmente, la especialidad en historia militar, tiene como
objetivo examinar la naturaleza cambiante de la guerra y de la profesión
militar, y aprender cómo estos cambios han influenciado (y han sido
influenciados por) las sociedades, culturas e ideologías. La gama de cursos
ofrecidos es bien amplia, y se puede revisar en: http://www.dean.usma.edu/sebpublic/curriccat/crse_offerings.cfm?str_sub_div_ofc_sym_cd=MADN-HIST
[18]Por ejemplo, en los EE.UU., en el año
1989, un Comité del Congreso, efectuó un estudio integral sobre la enseñanza
militar en todos sus niveles, El informe de este comité, conocido como “Informe
Skelton”, dio lugar a que se reformara con gran amplitud, la enseñanza en todos
los centros de formación y perfeccionamiento de las FF.AA. norteamericanas. La
disciplina histórica no fue ajena a estas reformas. En dicho informe, el comité
a cargo del mismo, estableció el concepto que hoy en día rige en los programas
de posgrado militar de las FF.AA. de los EE.UU., y uno de los objetivos de
dichos programas debe ser la formación de estrategas. Para tal propósito, el
comité en cuestión, luego del análisis respectivo, concluyó que en ese proceso
formativo existen los que han sido denominados “bloques de construcción
educativa”
El
primer bloque de construcción educativa en el desarrollo de un estratega es el
pleno conocimiento de las misiones y funciones de la propia fuerza en la que
presta servicios el oficial ,el conocimiento de las misiones y funciones de las
otras fuerzas (Armada, Ejército, Fuerza Aérea o Infantería de Marina), y las
misiones y funciones de los comandos conjuntos.
El
segundo bloque de construcción educativa para los estrategas, es una clara
comprensión de la táctica y el arte operacional.
El
tercer bloque de construcción educativa, es la comprensión de la relación entre
las disciplinas de historia, relaciones internacionales, ciencias políticas y
economía. Cada una de estas disciplinas es fundamental en el proceso de
formulación de la estrategia.
En el caso de la
historia, o más específicamente, las lecciones de la historia, éstas proporcionan
información detallada sobre cómo los países han adaptado sus estrategias
militares y de seguridad en el tiempo para hacer frente a los cambios del
entorno nacional e internacional. La estrategia es, después de todo, dinámica.
Se debe tener en cuenta las nuevas realidades y circunstancias. La historia
militar es especialmente importante. La historia de las operaciones de combate,
incluyendo una comprensión de por qué un comandante eligió una alternativa
dada, constituye el núcleo de la educación de un estratega. En: Report of the Panel on Military Education of the One Hundredth Congress of the Committee on Armed Services House of
Representatives One Hundred First Congress First Session, U.S.
Government Printing Office, Washington, 1989, pp.30-31.
[19] Acerca de trabajos que brinden nuevos
aportes sobre la base de investigación efectuada con fuentes documentales,
podemos destacar, entre algunos, los tres volúmenes del tomo del la Historia Marítima del Perú, que cubren
el periodo de la Guerra con Chile, escritos por el Contralmirante Melitón
Carvajal Pareja; Las Fuerzas Sutiles y la
defensa de costa durante la Guerra del Pacífico, del Contralmirante
Francisco Yábar Acuña; y del mismo autor, sus tres volúmenes de La Campaña de Resistencia de los Andes, 1881-1883
(Lima, 2009).
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